11 mayo 2013

Líderes en la sombra.


Hoy quiero hablar de un grupo especial de educadores. Son los “líderes silentes”, los profesores, directivos, docentes, maestros … que desarrollan su trabajo, cada día de manera silenciosa, tranquila, sosegadamente. Pero que cada día conquistan voluntades. La voluntad de sus alumnos para aprender, que despiertan el deseo de creatividad de sus alumnos por el camino más complicado, el del esfuerzo. No elevan nunca la voz, ni aparecen feas muecas en sus rostros. Pero si entras en su aula se respira un ambiente agradable, y ¡todos trabajan¡.
Los líderes silentes, no salen en las listas de los 100 mejores…, ni son los que trepan en la escalera de los cargos. En cambio, son admirados por sus compañeros. Se les consulta casi todo. Son a los que se pueden pedir favores porque se organizan bien y no van agobiados.
En el caso de los que ocupan cargos directivos, es fácil identificarlos. ¡Tienen tiempo para todos¡ aunque nadie se lo explique (si  estuviéramos en el centro más allá de la hora de salida, los encontraríamos en sus despachos). Suelen saber delegar. Hacen y desaparecen para que sean otros los que “rematen” lo que parecía que no tenía solución.
La Educación necesita líderes en todos los puestos de la organización, en cada uno de los agentes de la comunidad educativa, en cada eslabón. Ellos son los agentes del cambio, los que ayudan a todos a entender las consignas de la transformación del modelo educativo. E incluso los que pueden convencer con su ejemplo que el mejor propósito de la educación debe ser que cada uno de nuestros alumnos consigan desarrollar su talento. Son profesionales de la educación de los píes a la cabeza que no se entretienen en cosas banales y no hacen perder el tiempo a los demás en el sentido más amplio de la expresión.

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